Nadie ha elegido el cuerpo que tiene. Pero cada persona puede elegir, conocer, respetar, cuidar y amar su cuerpo. 

Cuando nos cuidamos, nos tocamos y sentimos sensaciones agradables que llamamos placer. Es bueno vivir el placer positivamente, sin emociones de miedo ni vergüenza. Cada persona es dueña de su propio cuerpo y decide cómo relacionarse con éste. 

Nuestro cuerpo y concretamente nuestra piel, tiene millones de terminaciones nerviosas que hacen que tengamos la capacidad de sentir multitud de sensaciones positivas.